Sobre performatividad y autoridad en el contexto del branding. Hay marcas a las que las hemos investido de la autoridad suficiente para que performen ideas concretas en territorios específicos. Hay marcas a las que hemos insuflado de la gravitas merecida para ser agentes relevantes y autorizadas de un discurso propio que las caracteriza. Pero también hay marcas que, bajo el pesado manto de terciopelo carmesí y el brillibrilli de sus creativos, se autocoronan con modernos laureles confundiendo torpemente la autoridad con el poder.