Unas semanas atrás se desató una fuerte tormenta que trajo poca agua, pero sí un viento espantoso que nos hizo pasar la noche en vela. Gala, mi hija, estaba asustada pensando que el viento arrancaría de cuajo el edificio donde vivimos. Yo, consciente de la imposibilidad de semejante escena más propia de Kansas que de Barcelona, la consolé abrazándola y prometiendo que todo iría bien y no pasaría nada.
Me has recordado el cuento del burro Ceferino, al que su dueño intentaba vender y, para probar su valía tirando de un carro ante un interesado comprador, le gritaba: "¡Vamos Ceferino! ¡Vamos Rucio! ¡Venga Parche!". Extrañado el posible comprador volvió a preguntar: "¿Pero no me había dicho que se llamaba Ceferino?". "Así es - le respondió - lo que no le había dicho es que Ceferino es ciego. Y cuando oye los nombres de sus antiguos compañeros y cree que le acompañan tirando de la carga es capaz de sacar esta fuerza tremenda". Con los demás siempre somos mejores.
Máximo!! 🤣🥰🥰 la aprendiz supera al maestro ☺️☺️☺️. Los niños siempre tienen una mirada más limpia de las cosas. Deberíamos escucharlos más. La respuesta de tu hija una maravilla, quizá ese árbol era más frágil y todos decidieron arriesgarse para salvarlo. Igual que nosotros, que nos necesitamos, pero que testarudos somos a veces negándonos.
😂😂 Yo también escucho el sonido de lluvia! 🥰. En Perú, lo hacía más porque nunca llovía, aquí en Buenos Aires, llueve muy a menudo. Y qué será lo que tenga el sonido de agua que cae del cielo que nos transmite paz y tranquilidad.
No suelo ser esencialista en temas de género. Tiendo más a entender nuestras acciones como resultado de la construcción cultural. Dicho esto, bien sea cultural o no, creo que los hombres haríamos bien ampliando nuestro modo de comprender a maneras más relacionales y de cuidado.
Qué remaja tu Gala.
Qué brillante Esquirol.
Qué suertudo yo!
Al final voy a acabar comprando el libro de Esquirol por tu culpa… XD
Todos sus libros son maravillosos y conectan conmigo de una manera especial.
Si, yo también!!
Todos a leer y ya comentaremos!
Geniales y sabios, como siempre, los niños.
Me has recordado el cuento del burro Ceferino, al que su dueño intentaba vender y, para probar su valía tirando de un carro ante un interesado comprador, le gritaba: "¡Vamos Ceferino! ¡Vamos Rucio! ¡Venga Parche!". Extrañado el posible comprador volvió a preguntar: "¿Pero no me había dicho que se llamaba Ceferino?". "Así es - le respondió - lo que no le había dicho es que Ceferino es ciego. Y cuando oye los nombres de sus antiguos compañeros y cree que le acompañan tirando de la carga es capaz de sacar esta fuerza tremenda". Con los demás siempre somos mejores.
¡Qué buena referencia, Javier!
Máximo!! 🤣🥰🥰 la aprendiz supera al maestro ☺️☺️☺️. Los niños siempre tienen una mirada más limpia de las cosas. Deberíamos escucharlos más. La respuesta de tu hija una maravilla, quizá ese árbol era más frágil y todos decidieron arriesgarse para salvarlo. Igual que nosotros, que nos necesitamos, pero que testarudos somos a veces negándonos.
😂😂 Yo también escucho el sonido de lluvia! 🥰. En Perú, lo hacía más porque nunca llovía, aquí en Buenos Aires, llueve muy a menudo. Y qué será lo que tenga el sonido de agua que cae del cielo que nos transmite paz y tranquilidad.
Un abrazo, Máximo!
Gracias como siempre por tus lecciones!
Qué bonito saber que la lluvia cae al otro lado.
Un abrazo fuerte, Elisa.
Muy chulo el post y muy bonita la metáfora.
Dicho esto, no veo que tu explicación sea "masculina" ni pueril. A mí como mujer, me parece la más lógica y la más probable.
Creo que esta tendencia de equiparar lo masculino a algo negativo nos separa más que unirnos, que al final es de lo que se trata.
Un abrazo.
No suelo ser esencialista en temas de género. Tiendo más a entender nuestras acciones como resultado de la construcción cultural. Dicho esto, bien sea cultural o no, creo que los hombres haríamos bien ampliando nuestro modo de comprender a maneras más relacionales y de cuidado.
Es un tema apasionante este, la verdad.
Un abrazo de vuelta, Berta.
Lo de: El infierno es solipsista y narcisista, me ha impresionado!
Palabras de Esquirol, que es un mago de las palabras.