Hace un frío horrible. Por él no salgo a caminar temprano, justo cuando amanece y el sol sube empapado de esperanza. Ver elevarse un nuevo día sobre el Mediterráneo es una de las ventajas de vivir en Barcelona. Pero hace semanas que no lo veo y me cuesta deshilar un día de otro. Vivo un tiempo confuso de ovillo enmarañado, de madeja sin devanar. Duermo distinto, no peor, sino distinto. Como si lo hiciera en la postura de otro, incómodo hasta en mi propia piel. Las series no me llenan, salvo Atlanta cuando se vuelve lisérgica y onírica. Ojalá estar en paz con el mundo como lo está el personaje de Darius. Los libros no me llenan, salvo “Trajiste el viento contigo”: Mildred se me ha agarrado por dentro como en el libro se agarra a su casa.
Muchas gracias por la mención Máximo. Me aporta un extra de motivación y responsabilidad.
Por cierto, me ha encantado el texto de esta edición. ¡Un saludo!
Deseando leer la siguiente edición :)