Yo quería escribir hoy sobre la melancolía del otoño, esa pesadumbre en la memoria que tanto malbien me hace, pero hace veinticinco grados en Barcelona y así no hay manera. La melancolía no se lleva bien con el calor, mucho más propicio para la alegría, el jolgorio y el chiringuito. El cobijo de la melancolía es el de sofá, mantita y libro con vistas a la lluvia tranquila tras el cristal. Pero ya ha pasado el equinoccio y este año
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Honos 172. Ni siquiera las hojas.
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Yo quería escribir hoy sobre la melancolía del otoño, esa pesadumbre en la memoria que tanto malbien me hace, pero hace veinticinco grados en Barcelona y así no hay manera. La melancolía no se lleva bien con el calor, mucho más propicio para la alegría, el jolgorio y el chiringuito. El cobijo de la melancolía es el de sofá, mantita y libro con vistas a la lluvia tranquila tras el cristal. Pero ya ha pasado el equinoccio y este año