Como la realidad cuando no se disuelve. Como ser consciente de tu luz y tu penumbra. Como la pisada antes de tornarse en huella. Como notar que en lo hondo se asienta lo más ligero. Como mirar a través de la ventanilla del tren y que ya no exista la ventanilla, ni el tren. Como los graves del concierto sacudiéndote cada órgano interno. Como sostenerla por primera vez entre tus brazos. Como aquella noche en vela conversando y que para ti duró minutos. Como aquel minuto que dolió tanto que para ti fueron horas. Como cualquier sobremesa de verano y terraza. Como habitar una estancia haciendo mucho más que estar. Como la realidad cuando se te da sin recorte, desde el presente, pero sin remanso alguno. Como la primera bajada en montaña rusa. Como el primer helado del verano. Como la primera palabra. Como el primer paso. Como desgajar la vida y que ya nada sea ni trivial ni anónimo. Como esa idea que se te cruza al mirar desde lo más alto del rascacielos y por la te vuelves presente y la vida te abraza íntima como un abrigo. No son, por más que os digan, estos instantes,
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Honos 159. A falta de una palabra mejor.
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Como la realidad cuando no se disuelve. Como ser consciente de tu luz y tu penumbra. Como la pisada antes de tornarse en huella. Como notar que en lo hondo se asienta lo más ligero. Como mirar a través de la ventanilla del tren y que ya no exista la ventanilla, ni el tren. Como los graves del concierto sacudiéndote cada órgano interno. Como sostenerla por primera vez entre tus brazos. Como aquella noche en vela conversando y que para ti duró minutos. Como aquel minuto que dolió tanto que para ti fueron horas. Como cualquier sobremesa de verano y terraza. Como habitar una estancia haciendo mucho más que estar. Como la realidad cuando se te da sin recorte, desde el presente, pero sin remanso alguno. Como la primera bajada en montaña rusa. Como el primer helado del verano. Como la primera palabra. Como el primer paso. Como desgajar la vida y que ya nada sea ni trivial ni anónimo. Como esa idea que se te cruza al mirar desde lo más alto del rascacielos y por la te vuelves presente y la vida te abraza íntima como un abrigo. No son, por más que os digan, estos instantes,