El verano pasado conduje durante bastantes días un coche muy moderno. Uno con muchas pantallas, lucecitas, alarmas, configuraciones y chorradas varias. La cosa es que una de esas chorradas me salvó de un buen susto. Creo que es un elemento ya habitual en los coches actuales, pero yo nunca había conducido uno que lo tuviera. En los espejos retrovisores se encendía una alerta luminosa cuando otro vehículo estaba situado en alguno de los puntos ciegos del coche. Resulta que ese coche cuidaba de mí y de los míos avisándome de que había algo de lo que yo no estaba siendo consciente. Algo a lo que debía prestar una mirada más atenta. Me alertaba para que yo luego actuara en consecuencia. Ese aviso no era una acusación, no era una recriminación a mi manera de conducir, sino una llamada a la atención ante una estructura que, por cómo está construida, tiene ángulos muertos. Además, es una alerta complementaria que no sustituye en ningún momento mi responsabilidad como conductor.
Comparte este post
Honos 122. Alertas a la conducción
Comparte este post
El verano pasado conduje durante bastantes días un coche muy moderno. Uno con muchas pantallas, lucecitas, alarmas, configuraciones y chorradas varias. La cosa es que una de esas chorradas me salvó de un buen susto. Creo que es un elemento ya habitual en los coches actuales, pero yo nunca había conducido uno que lo tuviera. En los espejos retrovisores se encendía una alerta luminosa cuando otro vehículo estaba situado en alguno de los puntos ciegos del coche. Resulta que ese coche cuidaba de mí y de los míos avisándome de que había algo de lo que yo no estaba siendo consciente. Algo a lo que debía prestar una mirada más atenta. Me alertaba para que yo luego actuara en consecuencia. Ese aviso no era una acusación, no era una recriminación a mi manera de conducir, sino una llamada a la atención ante una estructura que, por cómo está construida, tiene ángulos muertos. Además, es una alerta complementaria que no sustituye en ningún momento mi responsabilidad como conductor.