La Reflexión Barricadas de aburrimiento Decía un joven político esta semana en una entrevista radiofónica que “quizá lo más revolucionario que pueden hacer nuestras generaciones es la pausa: aburrirse”. Estoy de acuerdo. El aburrimiento como vía de escape del laberíntico tedio en el que vivimos ¡Ojo, que tedio y aburrimiento no son lo mismo! El tedio carga con el hastío, la repugnancia y el disgusto en sus espaldas. En el tedio hay apatía y, por tanto, no hay hambre de nada. La boca seca. Desgana de todo y nada a la vez. El tedio es ese scroll infinito que empuja pantallas eternamente hacia una cumbre imposible. Modernos Sísifos de condena autoimpuesta, habitamos en el tedio y aburrirnos parece ser nuestra única esperanza ¡Qué tiempo denso este dónde el tedio no es quietud, sino acción sin descanso, movimiento perpetuo, imposibilidad lograda! Necesitamos parar. Parar hasta aburrirnos y que así comience el hambre de juego y la sed de creación. Frenar la inercia. Acabar con esta desgana narcótica de garganta alquitranada y comenzar la revuelta de los aburridos ¡Levantemos barricadas de aburrimiento! ¡Sofá y manta por bandera y como himno nuestro bostezo!
Honos 118. Barricadas de aburrimiento
Honos 118. Barricadas de aburrimiento
Honos 118. Barricadas de aburrimiento
La Reflexión Barricadas de aburrimiento Decía un joven político esta semana en una entrevista radiofónica que “quizá lo más revolucionario que pueden hacer nuestras generaciones es la pausa: aburrirse”. Estoy de acuerdo. El aburrimiento como vía de escape del laberíntico tedio en el que vivimos ¡Ojo, que tedio y aburrimiento no son lo mismo! El tedio carga con el hastío, la repugnancia y el disgusto en sus espaldas. En el tedio hay apatía y, por tanto, no hay hambre de nada. La boca seca. Desgana de todo y nada a la vez. El tedio es ese scroll infinito que empuja pantallas eternamente hacia una cumbre imposible. Modernos Sísifos de condena autoimpuesta, habitamos en el tedio y aburrirnos parece ser nuestra única esperanza ¡Qué tiempo denso este dónde el tedio no es quietud, sino acción sin descanso, movimiento perpetuo, imposibilidad lograda! Necesitamos parar. Parar hasta aburrirnos y que así comience el hambre de juego y la sed de creación. Frenar la inercia. Acabar con esta desgana narcótica de garganta alquitranada y comenzar la revuelta de los aburridos ¡Levantemos barricadas de aburrimiento! ¡Sofá y manta por bandera y como himno nuestro bostezo!