Hace poco alguien me decía que leer Honos era como colarse en mi diario. Acertaba. A falta de uno real, esta carta dominical nunca tuvo más aspiración que la de un impúdico diario personal. Querido diario, este domingo es uno de esos en los que no me llegan las palabras. Sucede cada cierto tiempo. No es grave. Lo llevo bien. En días así buceo entre libros que sé que destapan en mí un impulso, un ánimo por esta afición sobrevenida de juntar palabras. Al rato, me veo inmerso en sus páginas, enredado entre sus hilos, buscando ayuda a mis puntadas. En días así acudo a Guerriero, a Pla, a Husserl, a Gomá, a Esquirol…, pero también a Glück y a Alcántara: su poesía contiene dardos con el camino ya aprendido a mi diana.
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Honos 132. Como redes rotas
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Hace poco alguien me decía que leer Honos era como colarse en mi diario. Acertaba. A falta de uno real, esta carta dominical nunca tuvo más aspiración que la de un impúdico diario personal. Querido diario, este domingo es uno de esos en los que no me llegan las palabras. Sucede cada cierto tiempo. No es grave. Lo llevo bien. En días así buceo entre libros que sé que destapan en mí un impulso, un ánimo por esta afición sobrevenida de juntar palabras. Al rato, me veo inmerso en sus páginas, enredado entre sus hilos, buscando ayuda a mis puntadas. En días así acudo a Guerriero, a Pla, a Husserl, a Gomá, a Esquirol…, pero también a Glück y a Alcántara: su poesía contiene dardos con el camino ya aprendido a mi diana.