La Reflexión
La IA no tiene manos II
“Resolver un misterio no es como deducir a partir de primeros principios. Y tampoco es como recoger un montón de datos particulares para inferir después una ley general. Equivale más bien a encontrarse con uno, dos o tres datos particulares que al parecer no tienen nada en común, y tratar de imaginar si pueden ser otros tantos casos de una ley general que todavía no se conoce y que quizá nunca ha sido enunciada. […] Cuando te enfrentas con unos hechos inexplicables, debes tratar de imaginar una serie de leyes generales, que aún no sabes cómo se relacionan con los hechos en cuestión. Hasta que de pronto, al descubrir determinada relación, uno de aquellos razonamientos te parece más convincente que los otros. Entonces tratas de aplicarlo a todos los casos similares, y de utilizarlo para formular previsiones, y descubres que habías acertado. Pero hasta el final no podrás saber qué predicados debes introducir en tu razonamiento, y qué otros debes descartar.”
Esto que Guillermo de Baskerville le explica a Aldo en la maravillosa novela de El nombre de la rosa, de Umberto Eco, no es ni más ni menos que la clave que diferencia nuestra manera de pensar de la de cualquier inteligencia artificial. Esto es, el método abductivo.
El método abductivo es una forma de razonamiento que se basa en inferir la mejor explicación posible a partir de un conjunto de hechos o datos observados. A diferencia de la deducción —que parte de reglas generales para llegar a conclusiones específicas— y la inducción —la cual generaliza a partir de casos particulares—, la abducción busca generar hipótesis plausibles que expliquen lo observado.
Del hecho observado de que haya charcos en la calle, ni la inducción, ni la deducción pueden concluir que haya llovido con anterioridad, pero la abducción —que no es más que la forma elegante de llamar al sentido común o al instinto— lo hace1.
El término "abducción" fue acuñado en el siglo XIX por un filósofo estadounidense llamado Charles S. Peirce quien, tras descartar la inferencia deductiva e inductiva, consideró la abducción como el único método que explica el salto desde los hechos hasta sus causas. Según Peirce, para hallar una explicación acerca de un hecho problemático, debemos inventar una hipótesis o conjetura desde la cual se puedan deducir consecuencias.
Tal y como explican el científico computacional Erik J. Larson o el matemático y filósofo Carlos M. Casado, el problema de la inferencia abductiva es el gran desafío y misterio sin resolver de las inteligencias artificiales. Tanto para uno como para otro, nuestro modo de comprender el mundo no nos viene de la deducción de un conjunto de reglas dadas o de la inducción de enormes cantidades de datos, (pensad en la cantidad de imágenes de gatos que tiene que procesar cualquier LLM para identificar un gato, frente a la cantidad de gatos que tiene que ver un niño pequeño para hacerlo), sino que nos viene de que somos seres operacionales, seres que tenemos un cuerpo que opera manualmente un mundo. Pensamos como pensamos porque tenemos manos. Escribe Carlos M. Casado en Filosofía de la Inteligencia artificial: “El logos […] es una facultad subjetiva, porque es inseparable del cuerpo orgánico, va ligado a las operaciones quirúrgicas, a juntar y separar con las manos, aun cuando cambien los instrumentos.”
En una línea similar, el sociólogo Richard Sennett, en su libro El Artesano (gracias, Pedro, por la recomendación) nos explica que: “La conexión entre la mano y la cabeza se advierte en dominios tan aparentemente distintos como la albañilería, la cocina, el diseño de un patio de recreo o la ejecución musical al violonchelo.” Sí, el diseño necesita de la mano, sí, el diseño es abductivo.
La abducción es fundamental en el diseño porque permite generar hipótesis y soluciones nuevas a partir de información escasa o ambigua. La abducción explora posibilidades y abre caminos alternativos, lo que es esencial en el proceso de diseño. El combustible que alienta el proceso de diseño suele ser el “¿Y si…?”, y eso es pura abducción: “¿Y si eliminamos los botones del teléfono y usamos solo una pantalla?”, “¿Y si los usuarios pudieran llevar toda su música en un solo dispositivo con una interfaz sencilla?”, “¿Y si el calzado deportivo se tejiera como un jersey?”. De todas estas preguntas abductivas salieron diseños como el iPhone, el iPod o las Nike Flyknit.
La abducción es el motor del pensamiento creativo y del diseño innovador. Es el puente entre la intuición y la lógica, entre la observación y la creación. Como señalan aquellos científicos y filósofos que han entendido la relación entre la mano y la mente, pensar es también hacer, manipular y experimentar. El diseño, en su esencia, es un ejercicio abductivo: imagina soluciones antes de que haya pruebas de su viabilidad, explora posibilidades sin certezas previas y, con cada iteración, transforma una conjetura en una realidad tangible. Por ello, el “¿Y si…?” que impulsa la innovación, que busca resolver ese misterio del que le hablaba Guillermo de Baskerville a Aldo es más que una pregunta: es la manifestación de un pensamiento que nos diferencia de la inteligencia artificial y nos define como humanos.
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Los enlaces
→ El arte como diálogo
“Hace unos 60.000 o 40.000 años un humano imprimió su mano sobre la pared de una cueva. Perdido el código que permitía desentrañar el significado y la finalidad de aquel acto, persiste la invitación al diálogo. Reconocemos en aquel gesto un valor estético y simbólico que lo hermana con muchas otras creaciones que, a lo largo de miles de años hasta hoy, llamamos Arte.”
Así comienza el curso de Arte como diálogo de Guadaira Macías Prieto en Instituto Tramontana. Si siempre has querido hacer algún curso del Instituto, creo que es la mejor puerta de entrada. Si hiciste el mío, este te va a gustar tanto o más.
→ Nike’s Back
Fortune Magazine realiza un perfil y entrevista (Youtube) al nuevo CEO de Nike, Elliott Hill, que comparte la nueva visión de la compañía. Muy interesante el crecimiento de él dentro de la empresa: desde becario a CEO. Un relato de cumplimiento del sueño americano que le da un colchón narrativo considerable. Me quedo con 3 cosas que dice:
1. Lo primero es reconectar con el equipo.
2. Deportes primero, géneros después.
3. Elevar la experiencia que nuestros consumidores tienen de nuestra marca, dejando de poner el foco en el corto plazo de los descuentos.
Suena bien lo que dice, veremos.
→ Elements of IA
Me entero gracias al bueno de Jesús Gallent que la Universidad de Helsinki lanza este curso para aprender sobre IA. Es 100% gratis, online y está en castellano. Desde 0 y con un temario sin humo ni bullshit. Con teoría y ejercicios prácticos. Certificado gratis. Me parece muy top.
→ Youtube’s new red
En un contexto en que todas las marcas anuncian a bombo y platillo los cambios en su identidad visual como si fueran logros para la humanidad, se agradece que una compañía como Youtube itere su paleta de color sin formar un escándalo. Haciéndolo como si casi fuera una release más de producto. Youtube ajusta su rojo, para corregir problemas y comunicar mejor. Lo explican quienes han estado en el proyecto, dando su punto de vista y en formato entrevista. Me parece una fórmula muy acertada. Las evoluciones de marca deberían ser la constante, dejando, para momentos realmente claves en la historia de la empresa, esas revoluciones visuales. Natura non facit saltus.
→ UI Colors app
Hablando de paletas de color, UI Color App se renueva. Esta herramienta online para generar paletas de color —pensada para Tailwind, pero no exclusiva— mejora su interfaz añadiendo nuevas funcionalidades. La que más destaco es que hayan añadido soporte para OKLCH, que era lo que hacía que la descartara como herramienta principal. Otras mejoras son la posibilidad de guardar varias escalas de color a la vez y el poder ajustar el número de saltos en la escala. No todo está en su modo gratuito, pero quizá sea una inversión que te merezca la pena.
→ The Fall of Figma?
A fuerza de perseguir números y escalabilidad, Figma ha perdido ese toque casi poético que la hizo única en sus comienzos. Pasarse a Figma desde Sketch, era en un acto de rebeldía, de comportamiento outsider. Esto es algo que dejó de tener sentido hace ya bastante tiempo. Este post de Maureen desmenuza cómo lo que era un espacio vibrante y abierto se ha ido transformando en un escenario gobernado por prioridades corporativas, dejando atrás la esencia colaborativa que tanto se valoraba.
El cambio de rumbo no ha pasado desapercibido para la comunidad, que se ve atrapada entre la nostalgia de lo que fue y la frustración de lo que es. Quienes se enamoraron de la libertad y el empoderamiento que Figma ofrecía ahora se sienten defraudados por una experiencia cada vez más despersonalizada, donde la creatividad se ve ahogada por la implacable lógica del crecimiento empresarial. Es casi trágico ver cómo se sacrifica el alma de la herramienta en aras de unas ambiciones que, en definitiva, parecen desconectadas de sus orígenes.
La gran pregunta que flota en el aire es si alguna vez se podrá hallar ese equilibrio entre la sed insaciable de éxito comercial y el mantenimiento de una cultura genuinamente innovadora y colaborativa. El papel que jugarán en todo esto alternativas tan potentes como PenPot o el rol de la IA, están aún por dilucidarse.
→ Música para tu innie
Tu “innie” se merece que le des la mejor compañía musical cuando está refinando datos. Lumon Industries lo sabe y por eso nos regala 8 horas de lo-fi en streaming en Youtube. La jornada laboral de tu “innie” será el orgullo de Kier Eagan.
Nota: si no ves Severance, nada de esto tiene sentido para ti y te animo a que veas una de las mejores series de los últimos años.
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Gracias a las 195 personas que me apoyáis en Ko-fi. Me habéis invitado ya a 616 cafés y amontillados ¡Me va a dar algo!
El número #254 de Honos ha sido escrito mientras escuchaba, obviamente:
Severance — Music To Refine
Se despide con una sonrisa honesta, Máximo, diseñador, aprendiz de newslettero y me he asomado a la ventana y he visto charcos en la calle ¡Ha llovido!
¡Salud y diseño!
Para más detalles sobre esto, consultar el libro de Larson cuando explica a Peirce en el capítulo 10.
De la proyección en el pensar a la comprobación de la viabilidad en el hacer ✨. Como hay infinitos senderos y pocos podrán ser recorridos, creo que lo complicado (y el arte) del «¿Y si...?» reside en la habilidad para descartar vías muertas o improductivas antes siquiera de ser analizadas de un modo consciente.
Gracias por traer al sabio Guillermo este domingo 🥲