La Reflexión
Entre la comprensión y la explicación: diseñar en el tiempo de lo generativo
La práctica de diseñar, en su esencia más profunda, siempre ha sido un ejercicio de navegación por la incertidumbre. Los diseñadores y diseñadoras abordamos los problemas con un enfoque de evolución continua, donde problema y solución se desarrollan simultáneamente, como las caras de una relación que se construye mutuamente. Este modelo, profundamente interactivo y exploratorio, encuentra su fundamento en la idea de que comprender el problema y encontrar la solución son procesos interdependientes e indisociables. En esta metodología, las soluciones candidatas no son nunca respuestas definitivas, sino prototipos aproximativos que comportan concordancias particulares con el problema. Cada propuesta revela un nuevo ángulo, una nueva capa de complejidad, que posibilita enfocar la comprensión del problema y la solución del mismo con una apertura distintiva. Este ciclo continuo es sustancialmente un proceso heurístico que refleja la complejidad de los sistemas y los lenguajes en los que opera el diseño, y donde la adaptación y la retroalimentación constante son claves para su desempeño.
Esta experiencia del diseñar, así expuesta, se relaciona estrechamente con el modo en el que Wilhelm Dilthey usaba el término “comprender” (Verstehen). Diseñar, al igual que comprender, implica una relación genuina, casi artesanal, que requiere paciencia, escucha activa y un profundo compromiso con el problema. Es un acto de involucración plena, de habitar el problema y de permitir que este aporte tanto como las propias soluciones propuestas. En este modo de hacer, el mismo acto de diseñar se convierte en un medio para comprender aquello que se diseña. Cada iteración, cada pequeño ajuste, es un paso más, no tanto hacia una solución única, como hacia el conocimiento profundo del problema.
En la actualidad, quienes nos dedicamos al diseño y no solo nosotros, nos enfrentamos a un cambio metodológico que, de volverse mayoritario, podría sustituir al paradigma actual de diseñar como “comprender”. Sucede que los modelos de inteligencia artificial tipo ChatGPT o Genimi ofrecen una mecánica de juego diferente: una dinámica de pregunta y respuesta. En lugar de una coevolución interdependiente de problema y solución, lo que se propone es un intercambio disociado y de tipo input/output. Del lado humano se plantea una explicación del problema elaborado en forma de comanda y, por su parte, el modelo artificial devuelve una propuesta explicada. Este flujo, aunque poderoso en su eficiencia, carece de la profundidad relacional que caracteriza el proceso de diseñar entendido como “comprender”.
Los modelos generativos, con su capacidad para producir soluciones inmediatas y aparentemente completas, reflejan un enfoque más cercano a lo que, en correspondencia al “comprender”, Dilthey llamó “explicar” (Erklären). Explicar implica analizar, descomponer y presentar soluciones de manera estructurada, pero sin necesariamente establecer una conexión profunda con el problema. En este modo, lo que se aprende no es a comprender mejor la incógnita, sino a alcanzar una resolución. Ir afinando la explicación del prompt, saber hacer mejor la comanda, no implica ahondar en las complejidades del problema, sino dominar la técnica de interactuar con un modelo en concreto para obtener de él respuestas más satisfactorias, más convenientes. El diseño como perfeccionamiento del uso de la herramienta y no como comprensión reflexiva del problema. Este enfoque, aunque aparentemente útil, difiere radicalmente del acto de diseñar como un medio para explorar y descubrir. En el modelo generativo, quien diseña explica el problema y el modelo explica la solución. La relación es entre explicaciones y se da en ausencia de cualquier comprensión.
Nicolas de Cusa, teólogo y filósofo del SXV, a quien se conoce como el padre de la filosofía alemana, proponía una vía diferente. Para el de Cusa —cuya intención última era la de hablar de Dios, pero no nos vamos a meter ahí—, la distinción esencial era entre complicatio y explicatio. Es decir, entre complicación y explicación. En su caso, lo complicado caía del lado de lo plegado, de lo unificado; así como lo explicado, del lado de lo desplegado, de lo extendido. En referencia a la geometría, ponía un ejemplo que ilustra bien esa distinción. Explicaba en su obra cumbre La docta ignorancia que el punto era la complicación de la línea y la línea la explicación del punto. Si nos llevamos esta distinción al ámbito del diseño, en un primer momento, pudiera pensarse que diseñar implicara una labor similar a la de explicar el punto para hacerlo línea, pero si profundizamos, si miramos más de cerca el proceso de diseñar, vemos que en muchas ocasiones nuestra labor se asemeja más a la de llevar una línea explicada a la unidad de un punto. De ahí que tantas veces en diseño, menos sea más y que diseñar un punto sea más complejo que diseñar una línea. Por muy contra intuitivo que parezca, en diseño, no siempre un punto precede a una línea.
De todos modos, y aunque pueda sonar equidistante, quizá no haya un solo método de diseñar. Quizá haya quien diseñe por la vía de la explicación y quien lo haga por la de la comprensión o la complicación. Quizá, ahora más que antes, haya que afirmar aquello que sostenía Paul Feyerabend sobre el método científico: “soy profesor de la asignatura de método científico y tengo un problema: no existe el método científico.” Quizá, en el diseño también impere ese anarquismo metodológico, tan líquido y propio de nuestro tiempo.
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El número #247 de Honos ha sido escrito mientras escuchaba:
Heard on Tour — Max Richter
Se despide con una sonrisa honesta, Máximo, diseñador, aprendiz de newslettero y os deseo felices fiestas y que tengáis un cambio de año maravilloso.
¡Salud y diseño!
También- Gracias por compartir el enlace musical. Es el estado de ánimo adecuado que necesito en este momento, quemar el aceite de medianoche... También veo que el artista vendrá pronto a mi ciudad... interesante...
Buenos puntos sobre la IA...