Honos 237. Un japonés, un alemán y un español miran un paisaje.
«Toda cosa presente es un escorzo del mundo»
La Reflexión
Un japonés, un alemán y un español miran un paisaje.
1.
El efecto Rashomon sucede cuando en una película se nos muestra la trama desde las distintas vivencias de sus protagonistas. El orden temporal de los acontecimientos se repite tantas veces como protagonistas haya para mostrarnos sus distintos puntos de vista. Con ello se consigue conformar un relato que es la suma de varios relatos y una verdad que es la suma de varias verdades. A nosotros, como espectadores en nuestra butaca, nos queda el punto de vista externo que es capaz de contemplar todos los puntos de vista y componer con ellos la verdadera historia. El efecto Rashomon toma el nombre de la conocida película de Akira Kurosawa en la que se relata una violación desde los distintos puntos de vista de sus protagonistas. A Kurosawa se le considera el padre de esta técnica narrativa en cine, que se puede ver en películas posteriores como Sospechosos habituales de Bryan Singer o, Perdida de David Fincher, entre otras muchas. También en el capítulo de Los Simpson titulado Trilogía del error.
2.
Sergio San Juan, en uno de sus últimos números de su newsletter Aprendizaje infinito, citaba a uno de los matemáticos más excelsos que ha dado occidente en los últimos años: Alexander Grothendieck. De padres judíos anarquistas, vivió lo peor de la segunda mitad del siglo XX. A su padre lo condenaron a muerte dos veces. Una vez los zares rusos y tras librarse de esa, lo hicieron los comunistas. También se libró. Años más tarde, los nazis lo acabarían asesinando en Auschwitz y su nombre engrosaría las listas del Holocausto.
El propio Alexander también pisaría un campo de concentración hasta 1942, donde pudo emigrar a Suiza. Allí estudiaría matemáticas hasta convertirse en el genio revolucionador de la geometría algebraica que fue, ganando y rechazando la Medalla Fields en el 66. Personalmente, me obsesioné hace años con Grothendieck porque un personaje de mi libro favorito1, que también es matemático, tiene una teoría similar a la teoría de los topos de Grothendieck que habla de huecos en la realidad por donde uno puede escapar temporalmente.
La cita que Sergio rescataba pertenece a la obra Cosechas y Siembras, una de las últimas obras del matemático cuando ya se había aislado del mundo. Dice así: «Un punto de vista es limitado en sí mismo. Nos entrega una visión singular del paisaje. Solo cuando se combinan miradas complementarias sobre la misma realidad podemos tener un acceso más completo al saber de las cosas. Cuanto más complejo sea lo que queremos aprehender, para que esos haces de luz converjan y podamos ver lo Uno a través de lo múltiple. Esa es la naturaleza de una verdadera visión: une los puntos de vista ya conocidos y muestra otros que se ignoraban hasta entonces, permitiendo que entendamos que todos son, de hecho, parte de lo mismo.»
3.
José Ortega y Gasset es seguramente el filósofo español por excelencia. Es, además, el filósofo que más en serio se ha tomado el estudio del punto de vista —el cual toma de sus lecturas de Leibniz y Nietzsche— llegando a hacerlo esencial dentro de su propia filosofía: el perspectivismo.
Escribirá Ortega en El tema de nuestro tiempo: «Desde distintos puntos de vista, dos hombres miran el mismo paisaje. Sin embargo, no ven lo mismo. La distinta situación hace que el paisaje se organice ante ambos de distinta manera. Lo que para uno ocupa el primer término y acusa con vigor todos sus detalles, para el otro se halla en el último y queda oscuro y borroso. Además, como las cosas puestas unas detrás de otras se ocultan en todo o en parte, cada uno de ellos percibirá porciones del paisaje que al otro no llegan. ¿Tendría sentido que cada cual declarase falso el paisaje ajeno? Evidentemente, no; tan real es el uno como el otro. Pero tampoco tendrá sentido que puestos de acuerdo, en vista de no coincidir sus paisajes, los juzgasen ilusorios. Esto supondría que hay un tercer paisaje auténtico, el cual no se halla sometido a las mismas condiciones que los otros dos. Ahora bien, ese paisaje arquetipo no existe ni puede existir. La realidad cósmica es tal, que sólo puede ser vista bajo una determinada perspectiva. La perspectiva en uno de los componentes de la realidad. Lejos de ser su deformación, es su organización.»
Por tanto, para el filósofo madrileño, solo podemos llegar a la verdad desde el punto de vista. En otro de sus textos dirá que toda cosa presente es un «escorzo» del mundo.
¶
Un director de cine japonés, un matemático alemán y un filósofo español miran un paisaje y los tres ven un paisaje distinto. Ninguno de ellos ve el paisaje verdadero. Los tres lo saben. Saben que no ven lo mismo porque no miran desde el mismo punto de vista, ni desde las mismas circunstancias. El paisaje solo estará completo si los tres comparten entre ellos sus puntos de vista, sus perspectivas. El paisaje se organizará en el diálogo y será el resultado de la puesta en común. El perspectivismo, a diferencia del relativismo, no nos deja encerrados en nuestra absoluta verdad, porque entiende que la realidad es siempre más profunda y por eso solo se nos da en escorzo. La colaboración entre perspectivas, la suma de puntos de vista plurales, es lo que organiza la verdad.
A todos nos tienta tomar el papel de quien mira la película de Rashomon. Salirnos de la trama y poder ver las historias, los puntos de vista, desde fuera, para que, sin tomar partido, sin estar salpicado de perspectiva, podamos ver la verdad. La cuestión es que solo en el cine se nos permite tal cosa. La vida no se puede mirar desde una butaca externa porque toda butaca está siempre situada, siempre tiene un punto de vista rodeado de circunstancia.
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Los relojes analógicos pueden medir el tiempo de muchas maneras: con películas, con arte, con luces y colores, e incluso con recuerdos. En este capítulo del pódcast de Jorge Corrales Material Narrativo se adentran en las historias de varios relojes muy peculiares. Además, hablan de la agenda japonesa Hobonichi 5 años. Un objeto que me tiene muy intrigado últimamente.
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El número #237 de Honos ha sido escrito mientras escuchaba:
Hoy, el silencio. Solo roto por los sonidos de mi bloque de vecinos al despertarse.
Se despide con una sonrisa honesta, Máximo, diseñador, aprendiz de newslettero y, rezándole a todo por sobrevivir a este septiembre tan loco que tengo entre manos este año. También voy a hacer albóndigas hoy (para quienes seguís mis guisos de domingo)
¡Salud y diseño!
Sí, ese libro favorito que no he acabado y del que os he hablado en varias Honos.
Genial. Me faltaba Grothendieck. Lo de ermitaño me despistó y por eso pensé en Perelmán. Gracias por tu mezcla, siempre interesante.