La Reflexión
No sabes argumentar.
Hace una semana escribí un tweet que decía lo siguiente:
«Solo la gente que no ha llevado uniforme en el colegio piensa que el uniforme iguala y evita la comparación, cuando lo que hace es moverla a otros espacios más sutiles.»
No esperaba que el tweet tuviera mayor repercusión que cualquier otro, pero lo tuvo. Más de 600.000 vistas, más de 600 retweets, más de 6000 likes, etc. Lo más interesante, los casi 400 comentarios. En ellos se evidencia cómo hemos perdido la capacidad de argumentación. Más allá de las respuestas que son insultos, gifs y trolleadas, se ve con cristalina claridad la ausencia de argumentos —si no ya buenos, al menos válidos— por parte de quien se toma la molestia de responder. Las excepciones se cuentan con los dedos de una mano.
Hay quien dirá que twitter no es un espacio donde argumentar, pero entonces ¿cuál es el espacio? Si Twitter no lo es, ninguna otra red social lo es tampoco ¿Acaso TikTok?, ¿acaso Instagram? No lo creo. El problema reside en que el tiempo que pasamos en redes sociales es un porcentaje muy alto de nuestro día. Si en ese tiempo no argumentamos, será que lo hacemos en el resto de nuestra jornada. No lo creo así. Mi apuesta es que el modo no argumentativo que usamos en redes, va invadiendo el resto de espacios, sean estos digitales o no.
Hemos perdido la capacidad de argumentar. No es que no la ejerzamos en ciertos contextos, es que no sabemos argumentar. Ni se nos ha enseñado de manera directa (escuela), ni la hemos aprendido de manera práctica (calle). La argumentación no es algo que se contemple siquiera como una posibilidad a la hora de leer un tweet como el mío. La reacción habitual suele ser la de reaccionar desde lo personal y lo emocional: «pues yo llevé uniforme y…». Ante este tipo de respuesta siempre recuerdo a un profesor de lógica que tuve en la facultad. Cuando alguien intentaba responder así a un argumento, siempre decía: «eso es tu biografía, que será importante para ti, pero no para nosotros». Era un borde de cuidado, pero no le faltaba razón. Si navegáis por las respuestas al tweet, veréis que la mayoría de las respuestas son de tipo biográfico. Respuestas de este tipo están muy lejos de ser argumentos.
Entonces, ¿cómo hacemos para argumentar en contra de lo que dice el tweet? Bien, lo primero sería entender los argumentos del propio tweet.
Si analizamos el tweet, se descompone así:
1. Solo un grupo concreto de gente piensa algo.
2. Eso que piensan es erróneo.
3. La demostración de que es erróneo es la siguiente:
Usar uniforme es útil para eliminar la comparación.
La comparación no se elimina, sino que se vuelve sutil.
Por tanto, usar uniforme no es útil para eliminar la comparación.
La contraargumentación más evidente es la que se puede hacer a la primera parte, que es la que no se demuestra en el tweet: ¿por qué solo los que no han llevado uniforme tienen esa idea?, ¿acaso no puede llegar a esa idea quienes han llevado uniforme?, por otro lado, ¿por qué alguien que no haya llevado uniforme no puede llegar a la idea contraria? Estas preguntas son objeciones válidas para la primera parte del tweet. Tan válidas que yo mismo no he llevado uniforme nunca y pienso que el uniforme no iguala ni evita la comparación. Nadie argumentó por esa vía.
Luego está la segunda parte. La demostración que uso sobre la utilidad del uniforme para evitar la comparación es un argumento de tipo modus tollens. Es una forma de argumento clásica que usamos habitualmente, aunque no seamos conscientes de ello, y que se formula tal que así:
Si p, entonces q.
No q.
Por tanto, no p.
Donde la premisa p es “usar uniforme es útil para…”, y la premisa q es “eliminar la comparación”. Según modus tollens, si negamos la premisa q, entonces, la conclusión será la negación de la premisa p.
La manera de refutar un argumento de modus tollens admitiendo las premisas y sin caer en falacias, es argumentar que la negación de la premisa q no es tal. En nuestro caso, demostrar que la comparación sí se elimina.
Hay quien intentó argumentar diciendo que el que la comparación se vuelva “sutil” es una forma de reducir la comparación y, por tanto, usar uniforme sí reduce de la comparación. Quienes fueron por esta vía, al menos se esforzaron.
El contrargumento no es válido, puesto que “sutil” no significa “en menos grado”, sino más agudo, menos evidente, más perspicaz e ingenioso. La comparación, por tanto, no se elimina, sino que se oculta mejor, lo que incluso la puede hacer más difícil de detectar y volverla aún más peligrosa.
Hay que destacar a quienes incurrieron en falacias argumentativas. Por ejemplo, la falacia de la negación del antecedente. Su formulación sería:
Si p, entonces q.
No p.
Por tanto, no q.
Fíjate que es diferente del modus tollens. Aquí, lo que se niega es la primera premisa, el antecedente, (p). Los tweets por esta vía eran del tipo: “No usar uniforme no es útil para…”. De la negación del antecedente no podemos concluir nada porque hay alternativas. Se verá claro aquí:
Si llueve, las calles se mojan.
No llueve.
Por tanto, las calles no se mojan.
Claramente, existen alternativas para que las calles se mojen. Las pueden haber limpiado, por ejemplo.
Otro tipo de respuesta al tweet era del tipo: “el uniforme es útil porque ahorras, piensas menos, etc.”. Lo cual, puede ser o no ser verdad, pero no es un argumento en contra de lo expuesto en mi tweet. Esto se le conoce como falacia de pista falsa. Esto es, introducir un tema irrelevante o secundario para desviar la atención del tema que se esté tratando. Vamos, cuando tú preguntas por una cosa y el otro te responde algo que no tiene nada que ver. Mi madre ante eso dice una expresión que siempre me ha parecido maravillosamente extraña: “Si preguntan por la barca, mi padre vende escopetas”. El refranero popular argumenta mejor que la mayoría de nosotros.
En fin, no quiero alargarme más. Estoy seguro de que muchos estaréis pensando en que nadie se va a tomar la molestia de argumentar en twitter. Digamos que es cierto. De nuevo, digamos que las redes sociales no son un espacio para esto. Yo te pregunto ¿en qué partes de tu vida argumentas así?, ¿lo haces en el trabajo?, ¿con tu pareja?, ¿en clase? Yo creo que no. No creo que sea un tema del medio en el que se produce la conversación. Pienso que es algo más profundo que penetra en todas la capas de nuestra vida y que provoca consecuencias graves. Una sociedad que no sabe argumentar, es una sociedad fácilmente manipulable y dirigible. Una sociedad que solo es capaz de responder de manera biográfica y emotiva, es una sociedad frágil, atomizada y al borde de la violencia.
Los enlaces
→ Derecho a improvisar
Cuando me mude de Sevilla a Barcelona hace ya casi 12 años, una de las cosas que más me dejaron con la sensación de “Me parece que ya no estamos en Kansas”, fue el tener que sacar una agenda para quedar con amigos con la idea de ir a tomar algo a un bar. Era imposible improvisar. Sobre esto, sobre la pérdida de la improvisación, escribe Carla Mouriño en este artículo para Sustrato.
→ Bezier
Hace ya mucho que descubrí que los programas que usamos habitualmente para diseñar gráficos vectoriales, no son los mejores programas para diseñar gráficos vectoriales. Hay un mundo secreto de profesionales que usan unas herramientas que dejan muy atrás a los Illustrator, Figma, Sketch, Penpot…. No hacen muchas de las cosas que hacen estos, pero lo de manejar nodos, curvas e interpolaciones, eso, lo bordan. ¿Quiénes son esos profesionales y qué herramientas son esas? Los diseñadores de tipografías. Cuando aprendes a usar Glyphs o ves las maravillas que puede hacer Fontra, no hay vuelta atrás.
→ Penpot 2
Penpot, la conocida herramienta de software libre para prototipados vectoriales, ha lanzado recientemente su versión 2 donde incluyen mejoras en la interfaz, en el sistema de componentes y sobre todo grid layout. El bueno de Carlos Mañas, gran front-end y mejor persona, nos hace un tutorial paso a paso de cómo diseñar usando grid layout una sencilla página web. Un buen tutorial paso a paso, sin prisas y con el toque de humor que le pone Carlos. Nada más se puede pedir.
→ La~enredá
La~enredá (me encanta el nombre) es un punto de encuentro entre jóvenes y mayores en el que pueden disfrutar de experiencias únicas y significativas. Pretende aplicar la tecnología social para dar solución al problema de la soledad no deseada en las personas mayores.
El proyecto se cuenta estupendamente en este vídeo y ha sido realizado por el alumnado y profesorado de diseño interactivo de la EASD San Telmo de Málaga y Telmodice, con la mentorización de Isa Casasnovas, Camila Jáuregui, Erika Silvestri, Carmen Consuegra, y la colaboración de Fundación Harena.
→ Diseñando Apps
Diseñando Apps es la newsletter de Juanfran De Gregorio. Creo que ya ha aparecido por aquí con anterioridad. De su última edición me ha gustado especialmente su reseña de un artículo de Rauno Freigberg titulado «Invisible details of interaction design». El artículo trata sobre las metáforas (que es un tema que siempre me ha apasionado) que se dan entre el mundo físico y el digital en el contexto del diseño de interacción. Muy recomendable.
→ Starter kit de sistemas de diseño
Magnífica pildora de Raúl Marín que nos presenta un plugin de Figma muy sencillo para crear de manera muy rápida una base para nuestro sistema de estilos, variables y componentes en Figma. El plugin está creado por Figr.design y está en Beta gratuita. Hasta donde entiendo aún no usa las tipografías como variables porque eso ha salido justo esta semana, pero entiendo que lo incluirán, si no dentro de la Beta, sí posteriormente. No os perdáis esta píldora de Raúl, que como siempre va directa y al grano.
→ s-n-d
Aquí no hay sistema de diseño ni falta que le hace. Echo de menos cuando la web era así, la verdad. Cuando la narrativa imperaba sobre los sistemas. Entrad y perdeos.
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El número #228 de Honos ha sido escrito mientras escuchaba:
Aystar — Kop That Shit
(la tengo en bucle desde que la escuché en The Gentlemen)
Se despide con una sonrisa honesta, Máximo, diseñador, aprendiz de newslettero y pido perdón por la chapa sobre lógica proposicional que os he metido hoy.
¡Salud y diseño!
Creo que apuntas a dos problemas distintos, aunque relacionados.
Por una parte, es cierto que existe una falta de «cultura de la argumentación», que se puede hacer extensible a la cultura de la discusión. No sabemos exponer nuestras ideas de manera ordenada y lógica, lo cual hace mucho más difícil sostenerlas ante los demás para contrastar tesis diversas.
Por otro lado, no es tanto que las redes coarten esa argumentación (como bien dices, no es Twitter/X: serían todas y cada una de las existentes), sino que el clima que propician es de agresividad fugaz, de una suerte de cruce de espadas virtual para ver quién hace el comentario más punzante; pero no con la intención de exponer un argumento, sino de conseguir likes, aplausos.
Excelente la newsletter de hoy, Máximo. Siempre es un placer leerte y pensar contigo.
No tienes que pedir perdón! ☺️ A mí me ha parecido una clase magistral y me he dado cuenta de que sobre algunos temas no sé argumentar, entonces cuando uno no sabe hacer algo, se calla, escucha y aprende.
Luego, da las gracias.
Un abrazo, Máximo.