La Reflexión
¿Un diseño de lo jondo?
El diseño tiende a ser superficial. Suele permanecer en la superficie. Es decir, en la parte externa (súper) de los rostros (facies). El buen diseño, el mejor diseño, tiene la habilidad de llegar al fondo traspasando la dermis del rostro. Pero resulta que el fondo no es más que la base, el suelo, y es también superficie. Por debajo de este suelo, de este fondo, se adentran raíces que anhelan lo profundo.
El diseño se ha acostumbrado a trabajar con personas1 y, como todos ya sabemos, las personas (prósopon) no son más que máscaras, no son más que superficies frontales de lo que subyace, de lo que sostiene dicho enmascaramiento. Hemos diseñado para un baile de máscaras nocturno y hemos olvidado el día después del carnaval, cuando el tipo2 queda tirado en el suelo y solo queda erguido el sustento: hipóstasis lo llamaron los escolásticos.
Escribía Paul Celán en sus Microlitos: «Hay ojos que van al fondo de las cosas. Que divisan un fondo. Y hay otros que van a lo profundo de las cosas. Estos no divisan ningún fondo. Pero ven más profundo.»
El diseño, incluso cuando es bueno, encuentra siempre el límite del fondo. Es incapaz de traspasar al ámbito de lo profundo, de lo hondo, de la hondura. Quizá no sepa siquiera cómo hacerlo. Porque más allá del fondo es donde se pierden las formas y aparece lo informe, donde se pierde la palabra y emerge el grito y el quejío ¿Acaso puede haber un diseño sin formas ni palabras?
Hay ciertas filosofías, como la de Esquirol, que se encaminan a la hondura, pero se saben camino, quehacer y asumen que no hay un final donde se alcance lo profundo. A diferencia de la de San Juan de la Cruz, esta es para el diseño y para la filosofía una caza sin alcance3. Para dar caza a lo hondo, se necesita un arte más inscendente. Explica Nolo Ruiz en su Filosofía del Flamenco que lo jondo, que es la clave del flamenco, del cante jondo, no es ascendente ni transcendente: ni se alza a los cielos, ni traspasa el mundo. El flamenco es inscendente porque va a lo profundo. Más profundo que el fondo se halla lo jondo. En lo jondo no hay palabras, hay ayeos, jipíos y jaleos: es el grito, que es siempre anterior y proviene de un lugar más hondo que la palabra, aquel que funda el flamenco. El flamenco va hacia lo profundo porque, a un arte que nace en la jondura, el fondo se le antoja simple superficie.
No concebimos un diseño sin forma, ni palabra, pero ¿no parece que nos encaminamos a ello? Quizá estemos presenciando un momento donde las interfaces, las superficies pierdan el protagonismo que hasta la fecha han disfrutado. Nuevos dispositivos donde la voz juega un papel esencial, buscan ganar terreno al monopolio superficial de lo táctil. La voz se alza, aunque solo sea en una de sus formas: la de palabra.
La palabra es la forma más superficial de la voz. La más alejada de lo profundo. Como decíamos, en lo jondo no hay palabras, sino ayeos. En lo profundo habita el grito. Pero entre la superficie de la palabra y la hondura del grito hay infinidad de capas inexploradas que el diseño vocativo4 (aquel relativo a la voz, a la llamada y que contrasta con el diseño de interfaz) aún siquiera ha rozado.
Escribía Ortega y Gasset en un texto para la Revista de Occidente titulado “Para una caracterología” lo siguiente: «para averiguar si, en efecto, el que dice algo expresa su intimidad individual —su convicción, etc.—, es preciso desentenderse del significado de las palabras y fijarse en el tono de la voz, en el acento emotivo con que son pronunciadas, en el resto de la fisonomía; en suma: es preciso atender a lo que el lenguaje tiene de gesto, de no significante, de inintelectual»
Entre la palabra y el grito, se encuentran los territorios del tono, del acento, del gesto… todo aquello que caracteriza la intimidad ¿Cómo va a afrontar esto un diseño de lo vocativo, si no va más allá de la palabra, si no mira más allá del fondo? De nuevo el diseño se queda en la superficie: antes del rostro y ahora de la palabra.
Los enlaces
→ Suestá
La Suestá, es un viento que viene del sudeste, y suele durar semanas, algunos días con más de 100 km. Es una palabra peculiar usada por los pescadores de Tarifa. Durante la Suestá, estos pescadores tienen que quedarse en puerto, haciendo solo labores en tierra firme. En ese impasse donde el trabajo se retira a tierra, el mar se llena de amantes del viento y las olas. Lo impracticable para unos, es el juego de otros. En estos dos minutos de vídeo narrados con belleza, puedes acercarte a este fenómeno de la ira del viento.
→ Rimas y signos
¿Se puede rimar en lenguaje de signos? Jamás me había hecho esa pregunta y me he quedado perplejo con la respuesta. Un ejemplo más de cómo la palabra es superficial, que debajo de ella habita con más fuerza el gesto y hasta el grito mudo.
→ El icono de la papelera
Mientras que nos deshacemos de las interfaces o no, seguimos cambiando esos aliados de la comprensión que son los iconos. Aquí puedes ver cómo los iconos han ido transformándose desde los ‘70 hasta hoy. Eso sí, es una transformación, en el caso del icono de la papelera, solo superficial. La metáfora usada sigue siendo la misma.
→ Crear gráficos para personas con baja visión
No sé si el diseño llegará a lo profundo de la voz, como decía en la introducción, pero a veces da señales positivas. Que personas con baja visión puedan usar una herramienta que les permita crear e interactuar con gráficas es algo que rompe barreras y da esperanzas. En este artículo lo cuentan en detalle. Me quedo con esta cita que aplica seguro bien al paso de lo visual a lo vocativo:
“If you are only thinking about directly translating visual features into nonvisual features, then you miss out on the unique strengths and weaknesses of each modality.”
→ En la interfaz
Eso sí, que la interfaz sea superficie no significa que no haya profesionales que no vayan a los fundamentos del diseño de interacción. Tanto si estás iniciándote en este mundo como si ya llevas tiempo en él, tienes que pasarte por este maravilloso espacio de conocimiento que ha creado Carmel Hassan llamado Enlainterfaz. Decir que es un repositorio de conocimiento es quedarme corto porque se ve claramente que hay, no solo intelecto, sino mucho corazón puesto él.
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El número #227 de Honos ha sido escrito mientras escuchaba:
Sigo con Sonido de lluvia. Hace mucha falta y no llega.
Se despide con una sonrisa honesta, Máximo, diseñador, aprendiz de newslettero y, si has llegado hasta aquí, te has ganado una letrilla flamenca:
«Acorde y buena armonía,
ritmo, compás y sentimiento,
las vivencias que da la vida
son el mejor instrumento»
¡Salud y diseño!
Persona en el sentido de https://www.nngroup.com/articles/personas-study-guide/
En Cádiz, se llama tipo al disfraz de carnaval.
Así lo acuño a falta de una propuesta mejor.
Wow un millón de gracias por la referencia y por tus ideas Máximo 🔥
Tienes la rara habilidad de aferrar con palabras precisas ideas difusas, Máximo, gracias por esta Honos.