La semana pasada Javier Cañada dio una charla en el Instituto Tramontana. Se titulaba “¿El fin de la interfaz?”. La hizo sin diapositivas ni pantalla. Hacerlo así tenía un motivo, un porqué. El propio título de la charla ya anticipaba lo que el discurso confirmaba luego: vivimos un momento en el que las interfaces, tal y como las conocemos, parecen estar desapareciendo. Un tiempo en el que la tecnología puede estar dando un giro de timón desde lo visual a lo verbal. Un regreso desde lo pictórico al lenguaje que nos devuelve un ancho de banda que teníamos perdido. Si la pluma es más poderosa que la espada, lo oral siempre vence a lo pictórico. Una imagen nunca valió más que mil palabras.
No puede haber homenaje más bonito al lenguaje que relacionar la amplitud de las vicales griegas con nuestros comportamientos éticos. Lo de esta newsletter es una genialidad.
Gran cita, Gabriel. Estoy de acuerdo con lo que dice ahí el maestro del suspense. Él se refiere a que, en el medio visual, hay que mostrar y no contar. Otra cosa es que el medio visual signifique más, tanto como mil veces más, que el medio verbal. Eso es harina de otro costal.
No puede haber homenaje más bonito al lenguaje que relacionar la amplitud de las vicales griegas con nuestros comportamientos éticos. Lo de esta newsletter es una genialidad.
Es sano leer más al de Estagira. Un abrazo, Emi.
Me encantó la reflexión de Javier, la pude escuchar en su podcast y me pareció una genialidad. También esta newsletter. Gracias!
Siempre que leo esto de que nunca una imagen valió más que mil palabras, recuerdo el “no cuentes, muéstralo” de Hitchcock y se me pasa ☺️
Gran cita, Gabriel. Estoy de acuerdo con lo que dice ahí el maestro del suspense. Él se refiere a que, en el medio visual, hay que mostrar y no contar. Otra cosa es que el medio visual signifique más, tanto como mil veces más, que el medio verbal. Eso es harina de otro costal.