La Reflexión
Orden y desorden
Solo me hizo falta quedarme parado bajo el marco de la puerta de su habitación. Allí, estático, con mi mejor porte de general condecorado, me quedé mirando con los ojos muy abiertos aquel desbarajuste de juguetes, disfraces, piezas de Lego, libros de cuentos y distintas partes anatómicas de muñecos y peluches que Gala tenía desperdigados por todo el suelo de su habitación. Solo me hizo falta mirar con aquella cara, mezcla de impacto y decepción, para que ella entendiera lo que estaba pasando por mi cabeza. Respondió con su mirada más dulce y su voz más engatusadora: “Papá, no es que esté desordenado, es que te has sorprendido, pero lo recojo ahora.” Contuve la risa, asentí con la cabeza y di media vuelta intentando confiar en su palabra mientras pensaba en esa respuesta suya, tan de Bergson sin ella saberlo.
Henri Bergson fue un filósofo y escritor francés de la primera mitad del siglo pasado. Ganó el Premio Nobel de Literatura en el 27. Tuvo de alumno a Marcel Proust. Murió de bronquitis en el 41. Su filosofía de corte vitalista fue una reacción al positivismo dominante y su visión influyó notablemente en la ciencia, la literatura y la filosofía posterior.
En su obra La evolución creadora, Bergson estudia a fondo la idea de orden. Es ahí donde enuncia algo muy similar a lo que me respondió mi hija: todo desorden es, en última instancia, un orden inesperado. Cuando pensamos en la idea de orden, olvidamos que existen distintos tipos de “orden”. No me refiero a que hayan distintos tipos de ordenación o maneras de ordenar, sino a que el orden no lo es de un solo tipo.
Explica Bergson que existen dos tipos de orden. Por un lado, está el orden vital y por otro el orden inerte. El segundo es el orden de las ciencias positivas, un orden matemático que lo ha cubierto todo haciéndonos olvidar la existencia de cualquier otro orden posible. Cuando algo no nos encaja con ese orden inerte, nos parece que está desordenado, cuando en realidad, solo es que está ordenado vitalmente. Para el filósofo francés, por tanto, el desorden no puede darse, ya que estar ordenado no es una cuestión gradual donde las cosas estén dispuestas de más a menos ordenadas. Si fuera así, entonces podríamos decir que el desorden es el grado cero de ordenación, pero no es el caso. Para Bergson, lo que no pertenece al orden de lo inerte, pertenece al de lo vital, siendo el desorden no más que esa expresión de sorpresa inesperada que Gala veía en mi cara.
Comprender el desorden como lo hace Bergson no solo es útil para intentar escabullirte sin arreglar tu cuarto, sino que permite relativizar el orden propio y poner en valor el orden ajeno. Me explico. Como alguien que trabaja en equipo, uno puede intentar que el resto de compañeros se adapten a un orden concreto, un orden inerte en términos de Bergson, pero también podría comprender que distintos órdenes vitales pueden con(vivir), que las distintas vivencias individuales aportan diversidad y riqueza sin restar (per)vivencia y solidez al resultado. No solo existe una manera de hacer las cosas, ni tampoco de ordenarlas.
La idea de que existen más de un tipo de orden no es tampoco original de Bergson ni del siglo XX, sino que la podemos rastrear, al menos, hasta la Grecia clásica. Parece que hemos olvidado que hubo un tiempo en que existieron “cosmos” (κόσμος) y “táxis” (τάξις), dos órdenes distintos con diferencias importantes. Mientras que “cosmos” designa el orden del todo, la separación de lo caótico (es por esto que usamos cosmos como sinónimo de universo, mundo, totalidad), “táxis” es un orden parcial resultado de unir lo disperso (es por esto que llamamos taxonomía a la acción de clasificar). El orden del “cosmos” distingue lo confuso, mientras que el orden de “táxis” unifica lo distinto. En tu día a día, saber moverte entre estos dos tipos de órdenes, saber cuándo toca distinguir (separar el cielo de la tierra, la paja del grano, abrir camino) y cuando conectar lo disperso (unir el rebaño, unir los puntos, atar los cabos) hace de ti una persona más eficiente, ágil y resolutiva.
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Un rato después, armado con una taza de café y alertado por el silencio, volví a la puerta de su habitación. Nada había cambiado; ni Bergson, ni cosmos, ni táxis se habían asomado por ese cuarto:
—Papá, no sé ni por dónde empezar.
—Tranquila, hija, comecemos abriendo un camino por el que poder pasar.
Número especial con El Extraordinario y la Fucking Condición Humana
Orden y concierto o… ¡desorden y desconcierto!
La Fucking condición humana es una serie creada por los periodistas Mar Abad, Marcus H y el artista y músico Javi Álvarez. Es parte de El Extraordinario, un sello de pódcast, historias sonoras y cosas que todavía no existen. Hacen documentales para ciegos, historias para ser escuchadas, que entran en tu subconsciente y te dejan con la boca abierta.
El martes salió el cuarto episodio de la segunda temporada de La Fucking Condición Humana. Es un episodio maravilloso donde exploran la idea de orden desde lo más cercano (nuestra cabeza y nuestra casa) hasta lo más lejano (el universo). El orden tiene ritmos, lógicas, coreografías… Y tiene grados: va desde vivir en una escombrera de ropa inmunda a la tiranía del TOC. En el episodio, aparecen la psicóloga Amparo Belloch Fuster, la organizadora profesional María Gallay, el periodista de datos Kiko Llaneras y el astrofísico Miguel Querejeta.
Cuando me mostraron el guion del capítulo, me gustó tanto que decidimos hacer un número especial de Honos para seguir profundizando sobre el concepto del orden también desde el diseño y la filosofía.
No puedo sino insistiros en que escuchéis el podcast de La Fucking Condición Humana en vuestra plataforma favorita. Incluso, si queréis podéis ser desordenados y comenzar por este capítulo 4 ¡Viva el desconcierto!
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Los enlaces: hoy todo gira sobre el orden y el desorden
→ Orden y composición
Una de las imágenes que se me viene a la cabeza cuando relaciono diseño y orden es la de Jesus Morentín en su BunkerType componiendo con tipos móviles de madera y plomo. No exagero si os digo que de las paredes de mi casa cuelgan más de ocho piezas gráficas suyas. Jamás tuve tan clara la idea de que diseñar es ordenar y limitar que intentando componer un póster en su taller. Si diseñas y nunca has tenido la ocasión de hacerlo, si solo has diseñado desde lo digital, tienes que enfrentarte a ello: tu Yo del futuro te lo agradecerá.
Un ejemplo de lo que digo en este vídeo del montaje de una de las piezas de Jesús que aparece en su web. Fijaos como mide, como limita, como compone una cama en espejo perfecta de la que luego emergerá, como por arte de magia, una pieza gráfica magnífica.
Tienes más sobre Jesús y su búnker en esta reciente entrevista para La Mácula.
→ Orden y memoria
Quienes diseñamos solemos tener una memoria visual más desarrollada de lo habitual. Solemos ordenar nuestro pensamiento de una manera más orgánica, relacional y visual. Una de mis aplicaciones favoritas para coleccionar, ordenar y así recordar es Walling. Con ella puedes ordenar ideas de manera visual, sintetizar información compleja y extraer lo relevante de notas, ideas, listas… Además, su plan de entrada gratuito es generoso y su plan de pago no es muy caro comparado con otras aplicaciones similares. Dale una oportunidad si no la has probado: te gustará.
→ Orden y listas
Las listas pueden ser una herramienta muy útil para mantener el orden y la organización. Una lista permite tener una visión general de todos los elementos de una manera clara y concisa. Es ese tipo de orden taxonómico del que hablaba antes. De entre todos los tipos de listas, los decálogos (estrictos o no) suelen triunfar especialmente entre quienes nos dedicamos al diseño, pero también entre filósofos. Así, el decálogo de Rams, el decálogo de principios de la Gestald, o mi favorito: la lista de principios de Thelonius Monk, el músico de Jazz. Leyéndola se aprende sobre mucho más que música.
→ Orden y visualización
Marie Neurath fue una filósofa y científica social austriaca que desempeñó un papel importante en el desarrollo de la llamada “filosofía de la imagen”, también conocida como filosofía de la ciencia de la información. Nacida en Viena en 1901, Neurath estudió filosofía, psicología y sociología en la Universidad de Viena y en la Universidad de Leipzig. En los años treinta, Neurath colaboró con el filósofo austriaco (y posterior marido) Otto Neurath en la fundación del Instituto de Investigación Social en Viena, donde juntos y con la inestimable colaboración del diseñador Gerd Arntz, crearon Isotype.
Si no lo conoces, Isotype es un lenguaje visual universal generado para ser comprendido por personas de diferentes culturas y niveles de educación. Para ello, utilizaba un conjunto de pictogramas y gráficos sencillos que representaban diferentes conceptos y relaciones entre ellos. Isotype se usó ampliamente en la década de 1930 para la producción de mapas y gráficos que representaban estadísticas y otras informaciones científicas.
De la ordenación y la visualización de la información dependió gran parte de la alfabetización de la población europea en el periodo de entre guerras. Digamos que es la parte positiva del positivismo y la Escuela de Viena.
Si quieres conocer más sobre la vida y las aportaciones de Marie Neurath al diseño de la información visual, te recomiendo este extenso artículo de Jason Forrest en Medium sobre el legado de esta gran filósofa.
Por cierto, Jesús Morentín también realizó una serie de piezas gráficas fantásticas mediante el sistema Isotype.
→ Orden y organización
Los usuarios de Mac nos dividimos entre los que amamos la “menu bar” y los que no la emplean para nada. Yo no puedo vivir sin las apps que habitan ese pequeño, pero ordenado espacio de mi escritorio virtual. Si eres de los míos, te dejo por aquí una colección ordenada y cuidada de aplicaciones para la barra de menú que pueden hacerte la vida más fácil o más entretenida.
→ Orden y eficiencia
Diseñar interfaces conlleva diseñar multitud de flujos de usuarios. La cantidad de flujos interconectados puede ser enorme a poco que el producto que diseñas tenga relativa complejidad. Muchos de estos flujos entre pantallas tienden a repetirse al estar insertos dentro de otros flujos. Copiar y pegar pantallas en nuestra herramienta de diseño suele ser tan habitual como ineficiente. Luis Ouriach, diseñador en Figma, propone, mediante el uso de un componente específico, usar enlaces a los flujos originales en lugar de estar continuamente duplicando pantallas. Es una propuesta original y que permite ordenar de una manera eficiente los flujos entre pantallas de tus diseños en Figma. Podéis echar un ojo al archivo donde explica de manera excelente, por cierto, cómo se trabajaría con esta nueva metodología.
→ Orden y desorden
Cada vez que veo a la “roomba” de casa limpiar el suelo me desconcierta el orden con que lleva a cabo la tarea, ¿Puede un robot ser desordenado, caótico?, ¿Puede un robot ordenar de manera no inerte, de manera vitalista? ¿Puede el desorden de un robot ser fuente artística? Descubro gracias a La Mácula a Rigoberto Díaz Martínez, un artista cubano que transforma roombas en algo así como aquellos espirógrafos con los que dibujábamos de pequeños. Mediante la sujeción de un bolígrafo, Rigoberto consigue que el orden o desorden de estos robots de limpieza quede marcado en un lienzo, creando una pieza gráfica irrepetible. Arte desde la ordenación de un robot de limpieza ¡Magnífico desconcierto!
Hasta aquí este número especial de Honos dedicado al orden y al desorden. Espero que os haya gustado este número colaborativo y no dejéis de escuchar el capítulo de La Fucking condición Humana de El Extraordinario.
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Este número especial de Honos ha sido escrito mientras escuchaba:
Arrival (OMPS) — Jóhann Jóhannsson
Se despide con una sonrisa honesta, Máximo, diseñador, aprendiz de newslettero y de naturaleza desordenada.
¡Salud y diseño!