Honos 174. Cuestión de olfato.
La Reflexión
Cuestión de olfato
He perdido el olfato. El COVID me lo ha arrebatado. Sé que seguramente sea temporal, pero me tiene desubicado. Yo, que incluso una vez viajé en el tiempo gracias a un olor, ahora no huelo nada y he perdido la capacidad de restaurar en el presente el pasado.
Para Immanuel Kant, el olor era un ataque a la libertad personal. Pensaba el de Königsberg que mientras el gusto es una sensibilidad elegible, porque uno escoge el sabor que quiere probar, el vino que quiere beber, con el olor no hay elección posible. El olor te invade, te aborda sin que tú puedas controlarlo. Esa incursión del olor en la sensibilidad propia era, para el filósofo, un ataque directo al libre albedrío. Kant era un poco tiquismiquis, todo sea dicho. Muy distinto de Nietzsche, un gran defensor del olfato. En su Ecce Homo llega a decir: “Mi genio está en mi nariz” y en Más allá del bien y del mal: “El que hace caso a su nariz, rara vez se equivoca”. Una frase que, para quienes somos fans de Tolkien, nos remite claramente a un personaje muy querido: “En caso de duda, Meriadoc, sigue siempre tu olfato”. Sí, Nietzsche tenía algo de mago también.
Y es que el olfato no es solo la capacidad de oler, sino que viste capa y sombrero de mago, de adivino, de quien sabe lo que está por pasar: “Me huelo que llegará tarde”, “Me huele que Antonio no es trigo limpio”, “Me da en la nariz que aquí está pasando algo”. El olfato barrunta el futuro y destapa la mentira. Perder el olfato no es solo perder los aromas, es también perder la capacidad de prever lo que está de camino, de identificar lo que se viene, de vislumbrar entre el bien y el mal. Sí, el olor te resta libre albedrío, pero a cambio te colma de futuro y verdad.
Todo lo que me rodea ahora es más liviano, nada carga ya con el peso de su olor. Los libros parecen contener menos verdad cuando no huelen a libros. Ni el sexo huele a sexo, ni el vino a vino. Siento haber traspasado el cristal y habitar del lado de lo virtual, del lado de lo pulido, en lo aséptico digital, como caído en un sueño ¿Será esto el metaverso? Habitante de una realidad disminuida, quizá poco a poco el resto de mis sentidos desaparezcan también. El gusto ya ha comenzado y todo ahora me sabe a ceniza. Pronto a nada. ¿Cuál será el siguiente en desvanecerse?, ¿la vista?, ¿quizá el tacto?
Necesito del olfato, necesito de su capacidad evocadora, de su viajar en el tiempo ¿¡Cómo diseñar, cómo escribir sin evocar el pasado, ni anticipar el futuro‽ Leo a Baudelaire en “Las flores del mal”:
Lector, ¿has alguna vez respirado / Con embriaguez y lenta golosina / El grano de incienso que colma a una iglesia / O el almizcle inveterado de un sachet? / ¡Encanto profundo, mágico, con que nos embriaga / En el presente, el pasado restaurado!
Yo ya no puedo restaurar ningún pasado.
Nº 174 publicado gracias al Programa de Filosofía como ventaja táctica.
La filosofía no busca coleccionar lo útil, sino atesorar lo valioso. Su tiempo es casi geológico y opera al margen del ritmo supersónico de la actualidad.
Estudiar filosofía es subir una colina desde la que mirar el largo plazo. Alcanzar un mirador que te dota de perspectiva con la que afrontar serenamente preguntas sobre “¿qué estoy haciendo?”, “¿por qué lo estoy haciendo?”, “¿debería hacerlo?”…
La filosofía, a lo largo de su historia, ha creado e influido sobre conceptos que usamos a diario en nuestros trabajos: conceptos como el de belleza, persona, producto, experiencia, calidad, bueno/malo… son las materias con las que la filosofía cocina sus platos. Conocer la génesis y el sentido de esos conceptos nos hace mejores profesionales.
Desde finales de enero y hasta principios de marzo, en Madrid, en la sede del Instituto Tramontana, tendrá lugar el Programa de Filosofía como ventaja táctica. Un programa orientado a recorrer aquellos conceptos fundamentales, originales y radicales de la filosofía de la mano de las grandes mentes del pasado y también de eminentes referentes del presente. Un curso ideado para quienes ponen su alma en crear, construir y dirigir productos y servicios en el sector digital.
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Los enlaces
→ IA Presenter es 🫶
La gente de IA, creadores de IA Writer, lanzan un producto nuevo llamado IA Presenter. Decir que es un nuevo Keynote o un nuevo PowerPoint no sería justo, pero sí, es una herramienta para realizar presentaciones.
La propuesta de IA Presenter es, por un lado, la de desvincular las slides del formato rígido, pasando a un formato responsive que se adapta al dispositivo donde la audiencia vea la presentación. Por otro lado, reformular las notas del presentador en algo similar a un teleprompter.
En IA Presenter arrancas desde el texto para luego darle formato con markdown en slides, títulos, subtítulos… Una aproximación desde la palabra, más que desde la imagen, aunque lo visual sea lo protagonista para quien observa la presentación.
Lo estado probando (gracias a Ignacio Arriaga que me pasó una invitación) y es una delicia de aplicación, rápida de usar y muy cuidada. Posiblemente, mude algunas de mis clases o charlas a este formato. Actualmente, tengo algunas en Keynote y otras directamente en Figma.
→ Manda botones la cosa
¿Realmente necesitas 1920 variantes del botón de tu sistema de diseño? Cada vez lo pongo más en duda, pero si estás construyendo una librería de componentes en Figma, te recomiendo echar un ojo a este archivo que recoge “todas” las variantes que un botón puede tener.
Su creador, Ross Gorbachenko, ha escrito un post en Medium explicando el proceso. Te será útil leerlo si es tu primer sistema de diseño.
→ 1984 no fue un año
Esta semana que se ha hablado mucho de 1984 os quería recomendar este documental en Arte sobre dos de las principales novelas que moldearon el imaginario y la realidad presente: “1984” y “Un mundo Feliz”.
El documental confronta las visiones y las personalidades de Orwell y Huxley, a la vez que denuncia la cristalización de sus predicciones en el mundo contemporáneo.
→ El arte medieval está de moda
La cuenta en Twitter de Weird Medieval Guys está consiguiendo que mucha gente (tiene más de medio millón de seguidores) se interese por el arte medieval a través de la risa y el humor. La cuenta no la lleva una historiadora del arte, sino una científica de datos londinense que ha sabido dar con la tecla de cómo hacer del arte de los siglos XIV y XV un meme. Un ejemplo más de que la vía del humor suele ser un buen camino para temas que de primeras pueden ser ásperos.
→ Si trabajan en Apple será que son buenos
Supongo que es lo que da a entender este listado de 6 portfolios de trabajadores/as en Apple. Por lo general son bastante sobrios y nada llamativos. Supongo también que solo poner “trabajo en Apple” es suficiente para conseguir cualquier otro trabajo, así que la idea de tener un portfolio queda un poco desdibujada. De todas formas, seguro que te resulta útil si estás pensando en darle una vuelta al tuyo.
→ Más iconos, que es la guerra
Anron es una fabulosa colección de iconos en Figma. 5000 iconos, 19 categorías, 5 variantes distintas. Hechos en Figma y con la posibilidad de variar el grosor de la línea y el border radius. Tienen un estilo sencillo, pero orgánico y simpático. Perfectos para tus interfaces. Tienen la posibilidad de un set gratuito bastante completo y representativo para probar.
→ Sargadelos
Siempre he estado enamorado de los diseños de Sargadelos. Supongo que porque mi madre tenía en casa un plato pequeño de esos que se cuelgan en la pared que yo me quedaba mirando hipnotizado por la forma y el color azul intenso de su dibujo. Creo que lo de colgar platos en la pared ya ha pasado de moda. Sargadelos tiene una tienda en Madrid, cerca del Instituto Tramontana. Siempre que voy por allí a alguna clase, me paso a curiosear y me busco alguna excusa para no comprar nada: “se te va a romper en el tren de vuelta”, “luego te da cosa usar una vajilla cara”… ese tipo de excusas. En fin, quizá algún día me atreva y compre el juego de mesa Forma P, que es el que más me gusta.
La cosa es que hace unos días, Jorge Guitián, escribió esta pieza para La Vanguardia, donde explica la historia de este icono del diseño patrio e internacional. Te recomiendo su lectura tanto como bucear por su catálogo interminable.
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El número #174 de Honos ha sido escrito mientras escuchaba:
Un nuevo descubrimiento Refuge — Ros Stephen
Se despide con una sonrisa honesta, Máximo, diseñador, aprendiz de newslettero y ¿tiene sentido cocinar cuando nada huele a nada?
¡Salud y diseño!