Honos 162. Naufragar no es ahogarse.
La Reflexión
Naufragar no es ahogarse.
“La vida es en sí misma y siempre un naufragio. Naufragar no es ahogarse. El pobre humano, sintiendo que se sumerge en el abismo, agita los brazos para mantenerse a flote. Esa agitación de los brazos con que reacciona ante su propia perdición, es la cultura —un movimiento natatorio. Cuando la cultura no es más que eso, cumple su sentido y el humano asciende sobre su propio abismo. Pero diez siglos de continuidad cultural traen consigo, entre no pocas ventajas, el gran inconveniente de que el hombre se cree seguro, pierde la emoción del naufragio y su cultura se va cargando de obra parasitaria y linfática. Por esto tiene que sobrevenir alguna discontinuidad que renueve en el hombre la sensación de perdimiento, sustancia de su vida. Es preciso que fallen en torno de él todos los instrumentos flotadores, que no encuentre nada a que agarrarse. Entonces sus brazos volverán a agitarse salvadoramente.”
El texto es un fragmento de una conferencia, posteriormente publicada, que dio José Ortega y Gasset a propósito de unas jornadas para el centenario de Goethe titulada “Pidiendo un Goethe desde dentro. Carta a un alemán.”
Naufragar no es ahogarse, dice Ortega. Ahora consideramos que vivimos tiempos de naufragio, que nos vienen mal dadas, pero ser náufragos es nuestra condición vital para el filósofo madrileño. Asumir que nuestro estado natural es el braceo constante a merced del oleaje, siendo esa lucha, metáfora de la cultura, ayuda a abrir el foco de lo concreto y lo actual con una mirada más vasta, con perspectiva histórica e intención general.
Sorprendentemente, algunas de las líneas de ese texto de Ortega las recoge Kyna Leski en su obra “The storm of creativity”, un magnífico libro donde se presenta el proceso creativo en similitud al proceso de formación de una tormenta. Digo que es una sorpresa, porque no suele ser habitual que autores norteamericanos citen a Ortega y ha sido grato (re)encontrarme con este texto leyendo su libro. No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que Leski llegó a Ortega gracias a ese fabuloso hispanista que es Harold Raley. El escritor y también filósofo —que debe andar ya cerca de los 100 años— fue el principal traductor de Julian Marias, uno de los alumnos más destacados de Ortega. A Raley le debemos un breve glosario de términos orteguianos donde se recoge una definición de lo que es para Ortega la cultura:
“En su sentido más amplio y simple, cultura es la acumulación de técnicas y artefactos que permiten al hombre enfrentarse con los problemas de la vida durante un período histórico determinado. En otras palabras, cultura es el repertorio activo de soluciones a los problemas; pero como estos son siempre específicos y, las más veces, también temporales, el hombre puede encontrarse cargado con una cultura que responde a viejos problemas, pero que no puede adaptarse a los dilemas actuales. Esta es la razón de los cataclismos periódicos e incluso de la desaparición de ciertas culturas."
No deja de asombrarme cómo podríamos sustituir el término cultura por diseño y el texto mantendría su esencia intacta. ¿Acaso no tendría sentido decir que diseño es la acumulación de técnicas y artefactos, o que el diseño es el repertorio activo de soluciones a los problemas? Seguramente.
Una visión similar, aunque matizada, es la que propone etnocritic en este vídeo para su canal de Youtube. En él se expone una definición de la cultura desde una visión relacional y estructuralista. La cultura es también aquí presentada como una manera de hacer las cosas, un modo de actuar. Es una definición que huye de esencialismos que intentan sustancializar la cultura en objetos, ritos o tradiciones, y que apuesta más por entender la cultura como una diversidad de modos de interactuar vitalmente. Una propuesta, sin duda, muy interesante al desprenderse de la noción de acumulación o repertorio que sí está presente en la definición de Ortega.
Para mí la cultura es resultado de la suma de las creatividades individuales o colectivas. La creatividad es, tal y como yo lo veo, un modo en que el intelecto opera. Es decir, la inteligencia humana tiene la capacidad de actuar de un modo creativo, como, por ejemplo, tiene también la capacidad de actuar de un modo lógico. Pensar creativamente o lógicamente son dos modos inmanentes a nuestro intelecto. Distinto es que luego desarrollemos esos modos o no. Dicho en los términos de Ortega, todos somos náufragos, pero hay quien no nadando se convierte en ahogado. Una sociedad que no nada, una sociedad cuyos miembros no operan de modo creativo haciendo con ello cultura, es una sociedad de náufragos que dejando de bracear deciden volverse ahogados.
Los Enlaces
→ The Dos and Don’ts of Pairing Typefaces
Existen una infinidad de artículos explicando cómo emparejar correctamente dos tipografías. Este de Nielsen Norman Group pone el foco en la usabilidad y trata aspectos como los múltiples alfabetos que recoja la fuente o el alto contraste entre pesos. Es un buen artículo para iniciarse en el uso correcto de tipografías para diseño digital.
→ No, no es esto la performatividad
Es posible que el espíritu de este texto de Sahadeva Hammari para Aiga tenga su punto de razón. Seguramente acierte en el carácter expositivo y de espectáculo que parte del diseño tiene hoy. También es cierto que no creo que esto sea algo nuevo en esta profesión tan amplia y plural que llamamos “diseño”. La práctica del diseño, como otras prácticas creativas, tienen su parte de exposición y escaparate que escapa a esa supuesta funcionalidad mecanicista plagada de lógica que algunos quieren ver en el diseño (sobre todo en el de producto digital). Como digo, puede que el texto de Hammari tenga su punto, pero en lo que me alejo mucho de él es en que defina al diseño deshonesto y a la mala praxis de la profesión con el término performative design.
Lo performativo no es sinónimo de lo falso, o de lo simulado, ni siquiera es sinónimo de aquello que se adecua a la norma o a la tendencia. Esta equiparación de lo performativo con lo falso es peligrosa porque, de asumirse, puede extenderse e intentar aplicarse a conceptos como el de género. No me quiero extender demasiado, pero si tienes interés en entender qué es “performatividad”, te recomiendo leer a Judith Butler, a Derrida o a John L. Austin y su “Cómo hacer cosas con palabras”. Quizá algún día toque de hablar de performatividad en la reflexión inicial.
→ Klaro
Más que una herramienta, klaro.cards es un framework de trabajo que puedes adaptar a tus necesidades. Infinítamente más flexible que herramientas como Jira o similares. Quizá menos potente, pero con una simplicidad que permite acomodarlo a cualquier uso. Su idea de que con cards y dimensions puedes organizar cualquier cosa, me parece sublime. El único problema de esta herramienta es su modelo de precio. No tener un modo gratuito es un freno enorme para dar a conocer tu proyecto. ¿Alguno o alguna lo usáis?
→ 22/22
22/22 es un proyecto tipográfico de Seabell Type Foundry, dirigido por Fran Velasco. La premisa detrás del nombre es lanzar 22 tipografías antes de que el año 2022 llegue a su fin. Comenzó el 20 de mayo y hay nuevas fuentes disponibles los días 10, 20 y 30 de cada mes durante un periodo de 10 días hasta que una nueva la sustituya.
→ Lorem ipsum, pero para logos
uiLogos es un plugin para Figma y Figjam que coloca fake logos en un grid determinado. Es perfecto para la fase de mockup o para emplearlo en un componente de tu sistema. El típico plugin que te ahorra un buen rato.
→ Fefo
La cerámica hecha a mano de Fefo studio me vuelve loco. Formas naturales y orgánicas en conjunción con un uso del color y las texturas maravilloso. Quiero uno de esos fruteros o el botellero, por favor.
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Se despide con una sonrisa honesta, Máximo, diseñador, aprendiz de newslettero y ojalá esta carta te pille de vacaciones descansando.
¡Salud y diseño!
En número #162 de Honos ha sido escrito mientras escuchaba:
In remembrance of JÓHANN JÓHANNSSON: ‘VIRÐULEGU FORSETAR’ (sigo con el mood de JJ)
La imagen de la miniatura ha sido generada con Dall·e 2 y con el prompt: “A castaway swimming in the middle of a storm. Oil on canvas.”